
Educación Montessori
Es indudable que la Educación Montessori es una de las pedagogías más reconocidas en el mundo, pero va más allá. La suerte es que, aunque los niños no asistan a un colegio con esta metodología, es posible contemplar las directrices de la filosofía en la que se basa el método para llevar al cabo algunas estrategias en casa. Si el niño asiste a un colegio Montessori, el hecho de ser congruentes en el hogar favorecerá un desarrollo pleno.
¿Cómo saber qué hacer con nuestros hijos?
Una de las frases más simbólicas de la Dra. Montessori declara: “No me sigan a mí, sigan al niño”, en ella se resume, en gran medida, todo el trabajo de investigación científica realizada por años. Por ello, si queremos acertar en nuestro rol de padres debemos considerar, en todo momento, las necesidades y características de la etapa de desarrollo por la que atraviesa el niño. A partir de esta premisa, proponemos alternativas que pueden resultar provechosas y atractivas para los niños y las niñas de 6 a 12 años.
Ser y hacer amigos
El desarrollo social comienza de forma plena, alrededor de los 6 años. Es un gran acierto proveer las condiciones para que los chicos se relacionen con otros niños. Abrir la posibilidad de que sean los compañeros los que vayan al hogar del niño da cierta ventaja, puesto que es posible observar cómo se establecen las relaciones. Es importante observar cómo se sienten los niños en esta convivencia.
Como todo, a algunos parece que se les da de manera natural y a otros les resulta más complejo. Paulatinamente se organizarán visitas a otras casas, y la mayoría de las veces, llegará el momento en que esta dinámica será organizada por los mismos niños. Este aspecto no debe tomarse a la ligera, es este el momento justo para cimentar los principios de las relaciones respetuosas y empáticas, parte de lo que conocemos en nuestra pedagogía como “gracia y cortesía”.
Igual de relevante es el hecho de sentirse parte del mundo, de saberse miembros de un grupo. Esto da a los niños un sentido de pertenecía fundamental en el desarrollo humano, y si se va dando este proceso de forma adecuada, también es posible generar una tendencia natural de ayudar a quien lo necesita. Es otra forma de sentirse pleno, de saberse capaz.
¡Hagamos cosas juntos!
Como parte del desarrollo social es ideal que los chicos se integren a las actividades que se realizan en casa. Pensemos que el colegio y el hogar son “pequeñas sociedades” que brindan la oportunidad de familiarizarse con las pautas para vivir en una sociedad mucho mayor y compleja. Es pues, el momento de hacerles sentir parte, es decir, no es suficiente con que los padres den indicaciones para hacer ciertas labores en casa, sino que es necesario tomar en cuenta que el niño puede opinar y colaborar en la organización de estas labores.
Inicialmente podemos solicitar que realicen algunas cosas que se vinculan directamente con su espacio y pertenencias. A los más pequeños hay que guiarles en estas actividades para que sepan cómo hacerlo, es probable que más adelante encuentren una forma personal de resolver estas cuestiones y, si esto sigue cumpliendo con un objetivo válido para la familia, debe permitirse que los chicos hagan sus propios ajustes. Los más grandes o, en general quienes tengan mayor experiencia, pueden involucrarse en cuestiones logísticas como hacer una tabla para organizar los deberes de toda la familia en la semana.
Una actividad que los niños y las niñas disfrutan mucho es cocinar, esto es una enorme oportunidad para desarrollar diversas habilidades. Desde un inicio comienza el aprendizaje: hacer la lista de ingredientes, revisar qué tenemos en casa e ir a comprar lo que haga falta, etc. En el momento de cocinar, disponer todos los utensilios necesarios, seguir una secuencia de pasos, involucrar cuestiones de medidas… Finalmente, dejar todo limpio y ordenado.
Además de todo lo anterior, cualquier actividad que se realice en familia debe brindar a los chicos la oportunidad de involucrarse desde el inicio en la organización y en la toma de decisiones. Por supuesto que los padres siempre serán quienes estén a cargo, pero abrir este espacio de participación permite ejercer la libertad con responsabilidad.
Además de lo ya mencionado, es recomendable: elaborar manualidades, leer juntos, contar historias, los juegos de mesa, responder crucigramas, armar rompecabezas, visitar museos, así como ir a conciertos y obras de teatro. Hay una necesidad de explorar, en todos los sentidos. Por ello, si hablamos de la parte física, es importante realizar salidas al aire libre; una buena opción es acercarse al movimiento scout.
Construir y crear
Aunque no es tan determinante como en la etapa anterior, el hecho de trabajar con las manos sigue siendo relevante en el desarrollo de los chicos de estas edades. Es una buena idea involucrarles en proyectos de reparaciones sencillas en casa. Generalmente les atrae el uso de herramientas de trabajo, así que podemos enseñarles a usarlas con precaución: actividades de jardinería, pintar paredes, incluso desarrollar algún oficio como la carpintería son buenas opciones.
Además de brindar opciones para el desarrollo social e intelectual, estas pautas favorecerán el desarrollo emocional del niño. Así, apelamos a ese sentido de dignidad al que se refiere María Montessori.
Liliana Contreras
Departamento Pedagógico
A mis hijos les encanta cocinar, desde que están pequeños cocinamos juntos y es una experiencia que no olvidan.