Al nacer, el ser humano cuenta con comportamientos innatos que le permiten formar vínculos afectivos, con el propósito de garantizar la supervivencia.
Entre estos comportamientos están la sonrisa, la mirada, el llanto, etc. A través de ellos, el bebé busca captar la atención del adulto, que intentará responder a las necesidades del pequeño.
Mediante la sonrisa, la mirada, el llanto… el bebé intenta captar la atención del adulto para que responda a sus necesidades.
¿Qué es el apego entre los padres y el bebé?
El apego es la relación emocional que el niño desarrolla con sus padres. Se basa en la capacidad de respuesta y empatía de su principal figura de afecto, que le permitirá sentirse aceptado y protegido, estableciendo las bases de la seguridad emocional.
Durante los años de 1969 a 1980, el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby desarrolló la teoría del apego, que abarca desde el nacimiento hasta los tres años.
La teoría del apego señala el efecto a corto y largo plazo que tienen las experiencias tempranas del niño relacionadas con el vínculo afectivo que establece con quienes lo cuidan, especialmente con la madre.
Bowlby habla también de que la capacidad de resiliencia del niño depende en gran parte del apego o vínculo que haya establecido con la madre o cuidador durante el primer año de vida.
La capacidad de respuesta y empatía de los padres, permitirá al bebé sentirse aceptado y protegido
El apego en recién nacidos
Desde el nacimiento, cada vivencia que experimenta el bebé va acompañada de emociones.
Al nacer, el bebé tiene una sensación de desamparo que, aunada a la avalancha de estímulos que percibe del nuevo ambiente, provoca intensas emociones. Estas solo son calmadas al ser tomado en brazos por su madre, gracias a la calidez del contacto con su piel, escuchar su voz y el latido de su corazón.
El apego en bebes de 3 meses
En los 3 meses la interacción del bebé con la madre o cuidador permitirá la construcción y el reconocimiento de la figura del apego.
Cuando esta figura responde a las necesidades físicas y emocionales de forma ágil y sensible, se van creando vínculos de apego seguros, el bebé desarrolla la capacidad de confiar en el otro, lo cual se refleja en un estado de calma y serenidad y despierta en él una gran curiosidad por el entorno. Una señal de esta armonía emocional es la aparición de la sonrisa intencionada.
En los siguientes meses irá ampliando el vínculo afectivo hacia los demás miembros de la familia como el padre, los hermanos, abuelos, etc.
Si respondemos a las necesidades del bebé de forma ágil y sensible, este desarrollará la capacidad de confiar en nosotros, se calmará y se despertará en él una gran curiosidad por su entorno.
El apego en niños hasta los 3 años
De los 6 meses a los 3 años, los pequeños entran en un periodo de experimentación y regulación del apego.
Esto quiere decir que ante amenazas el niño busca su figura de apego, pero en momentos de tranquilidad se aleja y explora el entorno.
El apego seguro, ¿qué es y cómo fomentarlo?
El apego seguro se establece cuando los padres se muestran disponibles, responden a las necesidades físicas y emocionales del niño y tienen la capacidad de entender sus necesidades en sí mismas (sin confundirlas con necesidades propias o ataques hacia ellos).
Este tipo de apego establece lazos emocionales sanos entre el niño y sus padres, quienes satisfacen sus necesidades de afecto y empatía, creando una base sobre la cual pueda construir relaciones sanas y exitosas en el futuro.
Principios sobre los cuales se fundamenta el apego seguro:
- Los padres se preparan para el embarazo, nacimiento y los futuros meses.
- Responden de forma sensible a las necesidades del bebé.
- Promueven la alimentación respetuosa y el sueño seguro, física y emocionalmente.
- Ofrecen cuidados cariñosos constantes.
- Practican la disciplina positiva.
- Procuran mantener el equilibrio entre la vida personal y familiar.
Beneficios del apego seguro en los niños
Diversos estudios han comprobado que crecer en un ambiente con un adecuado contacto físico, en el que se responde de forma apropiada a las necesidades del niño y en el que puede interactuar de forma segura, da como resultado un número mayor de conexiones neuronales, lo que se traduce en niños más inteligentes.
Los bebés que han sido criados con apego son generalmente más sanos. Al vivir en un ambiente sin estrés producen menos hormonas de cortisol, las cuales afectan el sistema inmunológico. Esto se traduce en un mejor crecimiento y desarrollo, tanto físico como emocional.
Además, la crianza con apego ayuda a que los niños sean:
- Más sociables
- Más positivos
- Más empáticos
- Capaces de regular sus emociones
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Esther Vargas
Departamento Pedagógico
Guía Montessori 0-6
Sandra dice
Actividades con lactantes