La lactancia materna es la primera forma de relación humana y establece uno de los mayores fundamentos para la vida social (lazo que también se puede formar si el bebé es alimentado con otro medio). Además, proporciona a los pequeños todos los nutrientes que necesitan para su desarrollo físico y neurológico y sus componentes van variando según los meses y las necesidades del infante.
Por todo ello, siempre que sea posible, se recomienda la leche materna como alimento exclusivo para el bebé durante los primeros años de vida, especialmente en los primeros 6 meses.
Pero, ¿y a partir de los 6 meses? ¿qué tipo de alimentación debemos ofrecerles? A continuación resolvemos esta y muchas otras cuestiones:
¿Cómo sé si mi bebé está listo para incorporar alimentos?
Alrededor de los 6-7 meses podemos observar cambios en el bebé que señalan que está listo para empezar a incorporar alimentos diferentes a la leche (ablactación):
- Aparecen los primeros dientes.
- Tiene control de la cabeza y puede mantener la postura adecuada para tragar.
- Ha descubierto sus manos, tiene más control en sus extremidades superiores y todo se lo lleva a la boca.
- También ha alcanzado la sedestación.
- Muestra mucho interés por la comida.
A nivel fisiológico también se producen cambios necesarios para poder ingerir alimentos sólidos, como:
- La pérdida del reflejo de extrusión (empujar la lengua hacia afuera de forma natural cualquier cosa que entre en su boca). Este reflejo desaparece entre los 4 y 6 meses.
- El desarrollo de la mandíbula y la lengua, permitiéndoles mover la comida hacia atrás en la boca y tragarla.
- La saliva comienza a producir tialina, una enzima capaz de digerir el almidón.
- Se adquiere madurez en el tracto gastrointestinal para digerir diferentes alimentos.
- El estómago se encuentra listo para manejar una mayor cantidad de alimentos.
¿Por qué se debe comenzar con la alimentación complementaria a los 6 meses?
Se considera importante iniciar la alimentación complementaria, es decir, introducir alimentos distintos a la leche en la dieta del bebé, alrededor de los 6 meses. Estos son algunos de los motivos:
- A partir de esta edad los niños necesitan un mayor aporte nutricional para poder crecer y desarrollarse, requieren de más energía y de micronutrientes como el hierro y vitamina D, lo cual no se alcanza con la lactancia materna exclusiva.
- Una introducción muy tardía de la alimentación complementaria podría ocasionar el rechazo o la poca aceptación de nuevas texturas y alimentos y podría aumentar la posibilidad de algún trastorno en los procesos de trituración y deglución.
- El probar nuevos alimentos estimula los sentidos del bebé:
- Sentido del gusto: el recién nacido cuenta con 10,000 papilas gustativas y es capaz de distinguir los sabores dulces y ácidos, pero las papilas gustativas seguirán madurando.
- Sentido del olfato: el olfato del recién nacido es muy agudo y puede distinguir entre el olor de la leche materna de su madre y la de otra madre. Con el ofrecimiento de nuevos alimentos el niño tendrá la oportunidad de descubrir nuevos olores.
- Sentido del tacto: una de las primeras formas que el bebé tiene para explorar y aprender del ambiente es a través del tacto. La comida también le enseña sobre texturas, como lo duro o blando de un alimento.
- En este proceso también se favorece el desarrollo de la coordinación fina al tomar los alimentos con la mano y llevarlos a la boca.
Es necesario tener en cuenta que la lactancia continuará siendo una importante fuente de nutrientes durante los primeros años. La OMS recomienda prolongarla hasta los dos años.
Consejos para la introducción de alimentos
A continuación presentamos algunas recomendaciones para introducir la alimentación complementaria:
- La comida se debe dar con calma, puesto que este es uno de los actos humanos más agradables de la vida social.
- La forma en la que se presenta el nuevo alimento es muy importante: se debe colocar un pequeño mantel, un plato y un pequeño vaso, y cuando sea el momento o la comida lo precise, una cuchara o tenedor.
- Si se va a utilizar una cuchara, esta solo debe ser para los alimentos, no se debe usar para medicamentos, ya que podría asociarla con sabores desagradables.
- Es importante ofrecer alimentos que pueda comer solo, como pedazos de pan, fruta, verduras cocidas… En un inicio usará las manos, pero conforme él vaya prestando más atención a las acciones que realizan los demás miembros de la familia, en el momento de comer querrá imitarlos, por lo que pronto intentará utilizar alguna herramienta.
- No se debe obligar al niño a comer o a terminarse la comida, lo ideal es empezar con pequeñas porciones y cuando las haya terminado, servirle un poco más. Si rechaza un alimento se debe esperar unos días para intentar volver a ofrecérselo y si aun así lo rechaza, se debe aceptar el hecho de que no es agradable para el niño y no se le debe forzar, pues se convertiría un momento agradable en una imposición.
- No distraer al niño con pantallas o juegos, es importante que sea consciente de lo que está pasando y que tenga una correcta percepción del hambre y la saciedad. El organismo humano utiliza señales que indican cuando se tiene hambre y cuando no, debemos confiar en el niño e interferir lo menos posible en el mecanismo innato de regulación.
- No debe haber regaños, chantajes (“si no comes” … o “si comes…”), ruegos, promesas, súplicas, premios, comparaciones o burlas.
- Recordemos siempre que las primeras comidas deben ser experiencias agradables y placenteras, ya que esto va a influir en la forma en la que el niño se relaciona con los alimentos en lo sucesivo. Si estas experiencias se convierten en un momento estresante o son desagradables, pueden contribuir a desencadenar patologías alimentarias.
Alimentación dirigida por el bebé: método Baby-Led Weaning
En los últimos años se habla mucho de iniciar la alimentación complementaria siguiendo el modelo de “alimentación dirigida por el bebé” o “baby-led weaning” (BLW), una alternativa que surge en el Reino Unido y Nueva Zelanda.
Este modelo propone ofrecer alimentos que el niño pueda tomar con los dedos (finger food), en lugar de la alimentación triturada o hecha puré que es proporcionada con cuchara.
En el baby-led weaning se ofrece al bebé trozos de comida, generalmente alargados y delgados, lo que le permite cogerlos y llevarlos a la boca.
Entre las ventajas que tiene esta propuesta encontramos que:
- Al no ejercer presión en los niños para que coman, los momentos de comida suelen ser más agradables.
- El niño tiene la posibilidad de elegir aquello que le gusta, y desarrolla su capacidad de autorregulación y control del apetito.
- Mejora las habilidades para la masticación y deglución.
Algunos especialistas son cautelosos con este método pues consideran que:
- Puede existir la posibilidad de atragantamiento.
- Puede que la cantidad y variedad de alimentos no sea suficiente y por lo tanto, no tenga un aporte de nutrientes necesarios, lo cual puede repercutir en el crecimiento y desarrollo del niño.
Es necesario que, tanto al inicio como durante el proceso de integrar nuevos alimentos a la dieta del bebé, ya sea a través de la alimentación dirigida por el bebé o la forma tradicional, se cuente con la dirección de un pediatra o especialista en nutrición infantil. De esta forma, podremos ofrecer la cantidad adecuada y alimentos equilibrados y acordes a las necesidades del infante.
Por último, en relación a las primeras comidas, la Dra. Montessori (2016) señala que:
El niño que comienza a comer solo no lo hará bien y se ensuciará mucho. Pues bien, entonces es necesario sacrificar la limpieza por el impulso justificado de actividad. En el transcurso de su desarrollo, el niño perfeccionará los movimientos y aprenderá a comer sin ensuciarse. La limpieza, cuando es conquistada de esta forma, representa un verdadero progreso, otro triunfo del espíritu infantil.Maria Montessori
Esther del P. Vargas y Vargas
Departamento Pedagógico
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