Una de las principales razones por las que el adulto entra en conflicto con el niño es porque no entiende su comportamiento y no sabe responder a sus necesidades. El trabajo que realiza el adulto es de una naturaleza diferente al trabajo del niño, como explica Maria Montessori en el libro: Montessori le habla a los padres.
Los adultos, a pesar de toda su psicología, no han comprendido los motivos del niño, nos cuesta trabajo entenderlos porque nuestros propios motivos son tan diferentes. Queremos cosas materiales mientras que el niño solo quiere una ocupación que le interese. Su actual felicidad y desarrollo, igual que su carácter e inteligencia en el futuro, dependen tanto del trabajo que él mismo elige.
Montessori considera trabajo a la actividad con propósito que permite al niño desarrollar diferentes habilidades: motoras, cognitivas, emocionales y/o sociales y sucede dentro y fuera del contexto escolar; por ejemplo, una niña que llena y vacía un cubo con arena una y otra vez, está trabajando.
El trabajo realizado en los primeros años de vida, se caracteriza por:
- Tener un propósito de autoconstrucción y adaptación.
- Ser individual, porque implica la formación de la propia persona.
- Adquirirse de manera inconsciente: el niño no se da cuenta de los aprendizajes, porque suceden de manera natural.
- Enfocarse en el proceso, no en el resultado.
- Hacer el máximo esfuerzo, por ejemplo: un infante que empieza a andar, no seguirá el camino más corto, sino que empleará gran parte de su energía en el placer de la caminata y en descubrir lo que encuentre a su paso.
- No requiere ayuda, porque solo a través de la propia experiencia y de redirigir la actividad cuando es necesario, logrará el desarrollo.
Montessori ofrece otros ejemplos:
El niño puede encontrar cosas interesantes en el hogar: la tapadera de una caja que se puede abrir y cerrar, un corcho de una botella que se puede poner y quitar, una llave que gira en una cerradura. Esa es la manera en que el niño se enseña a sí mismo.
- No necesita recompensas externas, porque es suficiente la satisfacción del logro.
- Se perfecciona a través de la repetición: el niño apila bloques, deshace su construcción, vuelve a apilarlos; la niña quiere escuchar la misma canción o pide que le lean el mismo libro una y otra vez.
Por eso la Dra. Montessori sostiene que es solo a través del trabajo el niño se desarrolla y explica:
Los niños viven en un mundo de sus propios intereses y el trabajo que realizan debe ser respetado, porque, aunque muchas de sus actividades nos parecen sin sentido a los adultos, la naturaleza los usa para sus propios fines. Es ella la que construye su mente y el carácter, igual que los huesos y los músculos.
En cambio, el trabajo que realiza el adulto se caracteriza por:
- Transformar los recursos que la naturaleza le ofrece para facilitar su vida.
- Realizarse de manera consciente y buscando el mínimo esfuerzo.
- Llevarse a cabo en el contexto de un grupo y estar regulado por leyes (derechos y obligaciones).
- Especializarse.
- Centrarse en la producción o el logro de los objetivos.
- Recibir compensación económica generalmente.
Estas palabras de Maria Montessori nos ofrecen una nueva perspectiva de la actividad del niño:
Estamos tan ocupados con nuestro trabajo de rana adulta, que se nos olvida que ese pequeño renacuajo tiene su propio trabajo que realizar: convertirse en un hombre o mujer adulta.
Adela Vizcaíno
Departamento Pedagógico
Gisela dice
Este artículo fue bastante puntual, por tanto comprensible fácilmente.
gracias!!!
International Montessori Institute dice
Muchas gracias por tu comentario Gisela. Nos alegra que te haya gustado. Un saludo.