Hace unas semanas vimos que la educación Montessori plantea una evaluación diferente a la de los exámenes “tradicionales”.
En el artículo de hoy, hablaremos de otra cuestión que a menudo genera dudas y cierta controversia: los deberes en Montessori.
¿Por qué no hay deberes en Montessori? ¿Influye esto en el aprendizaje de los niños? ¿No son necesarios para reforzar los conocimientos?
A continuación, te contamos porqué no hay ni son necesarios los deberes en Montessori
Montessori, una educación sin deberes
Los deberes son habituales en la educación tradicional, donde los alumnos ven los mismos contenidos y se espera que todos aprendan al mismo tiempo, sin tomar en cuenta las diferencias individuales.
Se establecen tareas generales para todos, dentro y fuera del aula.
En la primaria Montessori, los niños se agrupan de los seis a los nueve años (primaria baja) y de los nueve a los doce años (primaria alta) y aunque hay una secuencia para los aprendizajes, cada uno la cumple a su propio ritmo.
En Montessori no hay deberes. Pero si se pensara en encargar deberes, habría que establecer tareas personalizadas.
En Montessori, aunque hay una secuencia para los aprendizajes, cada uno la cumple a su propio ritmo.
¿Por qué no son necesarios los deberes en Montessori?
Los libros, libretas y, más recientemente, los dispositivos electrónicos, son los principales recursos para que los niños realicen los deberes, propios de la educación tradicional, en casa.
Si tuvieran alguna duda, los familiares no siempre tienen el tiempo o la disposición para resolverla y, aún con la mejor intención, pueden explicar algún concepto de manera diferente al maestro y confundir al niño.
En el ambiente Montessori, los niños y niñas aprenden a partir de los materiales, con el acompañamiento del guía.
A través de tres horas continuas de trabajo, logran el “gran trabajo”. Es decir, consiguen un nivel de profundización que les permite consolidar las habilidades.
Y no es posible ni necesario replicar estas condiciones en casa.
Cuando los niños están especialmente interesados en algún tema, muchos de ellos toman la iniciativa de recopilar más información fuera del ambiente.
En el ambiente Montessori, los niños y niñas aprenden a partir de los materiales, con el acompañamiento del guía.
Otras formas de aprender: las salidas autónomas
Es recomendable que los niños y niñas tengan un espacio diario para actividades recreativas, idealmente actividades al aire libre (siempre que el clima lo permita).
La Dra. Montessori observó que los niños entre los seis y los doce años, necesitan complementar los aprendizajes realizados en el aula, y las salidas autónomas cumplen este propósito.
Las salidas autónomas no son salidas escolares grupales diseñadas por maestros o directivos, sino experiencias que parten de algún tema visto en clase que ha despertado el interés de los alumnos.
Ellos mismos participan en la planificación de las salidas autónomas (a dónde irán, cuáles son los requisitos para la visita, cómo se transportarán) y, a su regreso, podrán reflexionar sobre los aprendizajes adquiridos.
La experiencia es monitoreada por el guía, pero el pequeño grupo puede ser acompañado por otro adulto, por ejemplo, el asistente o un familiar de cualquier miembro de la clase.
Las salidas autónomas cubren la necesidad de los niños entre los seis y los doce años, de complementar los aprendizajes realizados en el aula.
¿Cuáles son los beneficios de las salidas autónomas?
Las salidas autónomas ayudan a que los niños:
- Logren generalizar los conceptos que han empezado a asimilar en el ambiente y ejerciten la flexibilidad mental.
- Resuelvan situaciones de la vida cotidiana poniendo en práctica conocimientos y habilidades emocionales y sociales.
- Empiecen a entender el funcionamiento de la sociedad.
- Desarrollen el autocontrol y la habilidad de trabajar en grupo.
Los posibles destinos son variados: lugares que les permitan estar en la naturaleza y explorar, sitios arqueológicos o de interés geológico, granjas, fábricas, jardines botánicos, lugares de servicio a la comunidad, museos o salas de conciertos.
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Finalizamos el artículo con una frase de la Dra. Montessori de su libro “De la infancia a la adolescencia”:
Adela Vizcaíno R.
Departamento Pedagógico
Guía Montessori en Casa de Niños, Taller I y Taller II
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