El descubrimiento en bebés
Estudios recientes demuestran que el ser humano empieza a experimentar con sus sentidos desde que se encuentra en el vientre materno. El futuro bebé responde a todos los estímulos externos que percibe, aunque estas reacciones son paulatinas, ya que los sentidos del feto se forman y desarrollan en etapas diferentes.
Desde la sexta semana de gestación, en la piel del bebé ya se encuentran desarrollados los receptores sensoriales a la sensación táctil, presión y temperatura. A las 32 semanas de gestación todas las partes del cuerpo son sensibles al tacto, y esta sensibilidad aumenta en los primeros 5 días de vida. Este sentido es muy importante durante el primer año, ya que es el medio por el cual el niño está más en contacto con su madre.
Los seres humanos tenemos terminaciones nerviosas especializadas y localizadas en la piel. Estos nervios le envían mensajes al cerebro y le informan sobre el contacto que hacemos con distintos objetos, sustancias, personas, etc.; así como las diferentes temperaturas, texturas, y demás sensaciones que encontramos en nuestro ambiente.
La importancia del sentido del tacto en la pedagogía Montessori
El propósito del desarrollo sensorial en la pedagogía Montessori, es que el niño adquiera información de forma concreta y consciente para que posteriormente tenga la posibilidad de hacer clasificaciones de todo lo que le rodea poniéndolo en contacto directo con su medio ambiente. A través de dicha clasificación, el niño da sus primeros pasos en la organización de su inteligencia, lo que lo permite adaptarse a su mundo.
Hablando específicamente del sentido del tacto, las actividades que se realizan se limitan a las puntas de los dedos, permitiendo que el niño se centre realmente en lo que está sintiendo, a través de lo que percibe una pequeña parte de su cuerpo.
Cómo desarrollar el sentido del tacto en los niños
La educación del sentido táctil y térmico se hace de manera simultánea, ya que el calor en el cuerpo estimula la sensibilidad al tacto. Es por esto que antes de trabajar con los materiales correspondientes, se invita al niño a lavarse las manos, posteriormente deberá sumergir sus dedos en agua tibia y por último secar las manos dando un pequeño masaje con la toalla.
Otro detalle de la técnica es enseñar a los niños a cerrar los ojos mientras toca, exhortándoles a hacerlo, explicando que de esa manera percibirán mejor las diferencias que ofrecen al tacto las superficies de los objetos. De este modo, los niños aprenden pronto a hacerlo. Les gusta tanto, que después de iniciar este ejercicio van buscando diferentes texturas y percepciones en los distintos objetos que encuentran en el ambiente.
Los distintos materiales
El material de enseñanza consiste en distintas tablas de madera en forma rectangular. Sobre la primera tabla encontramos dos rectángulos iguales: uno con una superficie lisa y el otro con papel de lija. Aquí el niño percibe las dos texturas, áspero y liso con todos los dedos de la mano.
En las dos tablas posteriores se alternan tiras de papel de lija y papel muy liso, en la segunda tabla se disponen las tiras de papel de lija graduadas de modo que lo áspero vaya siendo cada vez más fino. El trabajo realizado con este material será pasando el dedo índice sobre cada una de las tiras.
El siguiente material consiste en dos juegos iguales de tablas con tiras de papel de lija que varían en gradación, desde una que ofrezca una superficie rasposa hasta la más satinada de la primera tabla.
Por último, se trabaja con una o dos colecciones de telas, las cuales se encuentran dispuestas dentro cajas o canastas. Las telas deben ir variando en texturas: lana, terciopelo, raso, seda, algodón, hilo, etc.
Rosaura Rodríguez
Departamento Pedagógico
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