“La naturaleza da al niño la sensibilidad del orden para construirse un sentido interior que no se halla destinado a conocer la diferencia entre las cosas, sino las relaciones entre ellas y por eso las liga al ambiente formando un conjunto donde todas las partes dependen entre sí”.
En la primera etapa de la vida, el niño muestra una sensibilidad especial hacia el orden, sobre todo en los dos primeros años.
¡Sorprendente! ¿No?
La Dra. Montessori, basándose en sus observaciones, nos muestra una visión diferente del niño, en la que el orden se presenta como una de las necesidades vitales durante la infancia.
El bebé recién nacido llega a un ambiente desconocido, al que tiene que adaptarse; para poder lograrlo necesita observar, por lo que es importante que encuentre orden en la colocación de los objetos, para poder conocer su entorno, orientarse e ir estableciendo relaciones entre las cosas.
El infante que conoce la ubicación de los objetos en la habitación, se siente confiado y seguro cuando empieza a gatear y podrá alejarse poco a poco de su madre para explorar el ambiente.
“El orden de las cosas significa conocer la colocación de los objetos en el ambiente, recordar el lugar correspondiente a cada uno. Esto representa orientarse en el ambiente poseyéndolo en todas sus particularidades”.
Mientras más pequeño es un niño, más es sensible al orden; el desorden le provoca inseguridad y perturbación, que expresa mostrándose inquieto o a través del llanto. Esto puede verse cuando se hacen cambios o modificaciones en el hogar, que causan desconcierto o hasta enojo en los pequeños.
A partir del orden externo se construye el orden interno, que permite al infante el desarrollo de la propiocepción, es decir, conocer la posición de las diversas partes del cuerpo en relación con el entorno, lo que también ayudará a desarrollar el movimiento coordinado.
Cada vez que una madre toma en brazos a su hijo y lo lleva al sillón para alimentarlo, rutina que se repite varias veces durante el día, el niño tiene la oportunidad de ir observando los objetos que le rodean y de relacionarlos entre sí.
Las rutinas representan otra expresión del orden, es importante establecer horarios para las actividades de cuidado del niño; esta organización le permitirá ordenar las diversas experiencias y le proporcionará estabilidad, ya que podrá predecir qué es lo que va a pasar, dándole un sentimiento de tranquilidad, de seguridad y confianza en su entorno.
Otro de los beneficios que tiene la rutina, es que permite que el niño, conforme va creciendo, se involucre en los hábitos de la familia y asuma pequeñas responsabilidades que le ayudarán a conquistar diferentes grados de independencia. Por ejemplo, a la hora de la comida, el niño sabe que le corresponde ayudar a poner los manteles.
En las escuelas Montessori, el orden es una de características del ambiente, hay una rutina de trabajo que el niño llega a interiorizar y cada material tiene un lugar específico, donde el niño lo coloca cuando ha terminado de usarlo, esto representa la parte final de un ciclo de actividad y contribuye de manera natural a mantener el orden en el ambiente.
“El ambiente que pertenece al alma es el ambiente conocido, aquél en el que uno puede moverse con los ojos cerrados con la seguridad de poder coger con la mano todo lo que se busca. Es un lugar necesario para la tranquilidad y la felicidad de la existencia”.
Esther Vargas
Departamento Pedagógico
camila dice
hola
mi nombre es camila
tengo una hija de 3 años y 9 meses
siempre le he recalcado el orden aun asi es desordenada al punto de dejar los juguetes donde queden va en jardin montesori
si bien el papá es aquel papa que al tener hija unica la deja hacer lo que quiera dentro.de sus limites por ende no le regaña mucho si no ordena sus juguetes antes de dormir o de comer y yo si, no se que metodo puedo aplicar para poder lograr que ella se un poco mas ordenada o por lo menos con sus juguetes
International Montessori Institute dice
Buenos días Camila, el momento de mayor necesidad del niño hacia el orden es entre el primer y el segundo año de vida. El orden es un proceso que se adquiere con un ambiente ordenado, es decir, un ambiente donde estén previstas situaciones de orden: ganchos a su altura, lugares donde pueda doblar y colocar cosas, etc. El ambiente debe estar secuenciado, es decir, primero tendrá que colgar solamente su abrigo en un gancho, después, además de hacer eso, podrá poner su ropa a lavar cuando se bañe, después tendrá que poner la mesa y ver que cada cosa tiene un lugar, por ejemplo. Los aprendizajes para que ella se vaya apropiando de todo eso son una adquisición lenta, por lo que hay que tener paciencia. Puedes acompañar a tu hija cuando recoja los juguetes, (ayudándola al principio y, poco a poco, dejando que sea ella sola quien lo haga) hasta que se logre establecer un hábito. Nuestro consejo es adecuar el ambiente para que ese orden sea posible. Lo ideal es poner la menor cantidad de cosas para que ese orden sea más fácil al principio. Como te comentamos, tiene que ser una secuencia progresiva de adquisición. Esperamos haber sido de ayuda. Ya nos contarás.
Jess dice
Hola! y cuando no se procuró el orden en esos años, ¿cómo fomentarlo en las siguientes etapas de vida?
Beatriz González dice
Hola Jess,
El período sensitivo del orden es propio de la infancia y su punto más álgido se da entre el primer y segundo año. Aquí nos referimos al orden externo, el cual permite a los niños adaptarse al nuevo ambiente, conocerlo y hacerse parte de él.
Aunque una vez pasado este momento el orden ya no juega el mismo papel, hay que entender que el orden es parte de la vida y como personas lo necesitamos para nuestro día a día. Para fomentarlo, una vez pasados los primeros años de vida, es de gran ayuda establecer rutinas que respondan a las necesidades de cada etapa.
Un saludo