“El niño es el más grande observador espontáneo de la naturaleza, necesita tener a su disposición material para ejercitarse”
La naturaleza ha dotado al hombre de todo lo necesario para poder sobrevivir, a través de la observación, exploración y manipulación, al transformar el ambiente, el ser humano también ha logrado evolucionar.
Sin embargo, en la actualidad, los espacios naturales disminuyen más día a día y la percepción que se tiene del mundo natural se ha quedado en un nivel muy superficial; se tiende a considerar los recursos naturales solo como algo estético o útil.
“Poco a poco, la naturaleza ha quedado reducida, en nuestra concepción de ella, a las flores que vegetan y a los animales domésticos útiles para nuestro alimento, trabajo o defensa”
Muchas personas viven en espacios urbanos donde no es posible plantar un árbol o tener un pequeño huerto. Aunque la vida en las ciudades tiene una serie de beneficios, también conlleva una cantidad de situaciones que afectan la salud como el aumento del estrés, la despersonalización o la sobrecarga de estímulos, entre otros problemas. Los niños que no tienen contacto con la naturaleza no están exentos de estos problemas. La falta de seguridad, el ritmo acelerado de la vida y la falta de espacios adecuados, hacen que pasen más tiempo en casa frente a una pantalla o realizando un sin fin de actividades extraescolares, que en el exterior. Las consecuencias de este estilo de vida repercuten en el desarrollo del niño.
“El niño que vive en la ciudad se cansa enseguida de andar por eso creemos que no tiene fuerzas. Pero su cansancio proviene del ambiente, del aburrimiento, del vestido inadecuado, del tormento que sufren sus piececitos encerrados en zapatos de cuero; del ejemplo aplastante de las personas que pasan por su lado calladas, indiferentes y serias”
Las investigaciones recientes de la psicología ambiental han comprobado el impacto que tiene el ambiente en la salud, no solo a nivel físico sino también psíquico, emocional y social, especialmente en los niños. Se ha registrado el incremento de una serie de trastornos, como el aumento de la obesidad, estrés, alergias, déficit de atención, hiperactividad, cansancio crónico, lo que los psicólogos han llamado “síndrome por déficit de naturaleza”. Como resultado, los niños son más temerosos e inseguros, con menor desarrollo cognitivo y emocional, han perdido destreza para la convivencia, capacidad de exploración, creatividad y resolución de problemas y se aburren con facilidad.
“Si para la vida física es preciso dejar al niño expuesto a las influencias vivificadoras de la naturaleza, para su vida psíquica le es también preciso un contacto con las obras de la creación con el objeto de aprovechar las riquezas que emanan de la fuerza educativa de la naturaleza”.
Al caminar en el bosque o en la arena, buscar insectos, ensuciarse, trepar por los árboles, cultivar un pequeño huerto, observar cómo van creciendo las plantas y cosechar los frutos, el niño se ve beneficiado en muchos aspectos, por ejemplo:
- A nivel físico: desarrolla todos sus sentidos, fortalece y perfecciona su equilibrio y coordinación, aumenta sus defensas, sufre menos estrés.
- A nivel cognitivo: favorece las conexiones neuronales y permite una mejor organización cerebral, aumenta la creatividad, elabora herramientas para la solución de problemas, desarrolla mayor capacidad de observación y concentración. La naturaleza ejerce una acción educadora, la cual despierta en el niño la capacidad de investigación, exploración, experimentación y análisis, elementos básicos para el aprendizaje.
- A nivel social: desarrolla destrezas para la convivencia, ya que tiene la oportunidad de convivir con otros niños.
- A nivel emocional: muestran mayor empatía, tolerancia, paciencia, son más seguros, aprecian y respetan a otros seres vivos, lo que se traduce en la formación de una consciencia ecológica.
“Se trata, pues, de desarrollar este sentimiento de fe y confianza en los seres vivos, que viene a ser una forma de amor y unión con el universo. Lo que mejor desarrolla el sentimiento de la naturaleza es el cultivo de seres vivos, porque estos, en su desarrollo, restituyen mucho más de lo que les damos en su infinita variedad y belleza”
Esther Vargas
Departamento Pedagógico