Este 31 de agosto de 2020 se cumplen 150 años del nacimiento de María Montessori, una personalidad que puede describirse de muchas maneras, pero en el libro de Giovanna Alatri sobre el mundo femenino de Montessori, se expresa una de las mejores:
María Montessori era “una mujer del 1.800 que caminaba hacia el 3.000“, porque transmite la imagen de una visionaria.
Giovanna Alatri
María Montessori, médica
Después de pasar sus primeros años en Chiaravalle, en la provincia italiana de Ancona, María se trasladó a Roma con su familia, donde esta hija única encontró oportunidades de continuar sus estudios.
Más adelante se interesó por la carrera de medicina, una situación inusual para la época y fue rechazada en sus primeros intentos, por ser mujer. Ante la negativa de la universidad y la desaprobación de su propio padre, ella se quedaba afuera de las aulas y tomaba las clases a través de la ventana, según cuentan quienes la conocieron.
Finalmente logró ser aceptada como alumna regular, aunque con ciertas restricciones, como esperar a que sus compañeros hicieran las prácticas de disección para ella hacerlas después a solas. Después de graduarse con honores, se dedicó a atender durante dos años a un grupo de niños con trastornos en el desarrollo en la clínica de la universidad.
Su enfoque científico dió resultados tan positivos que la llevaron a reflexionar sobre las deficiencias de la educación tradicional. En esos mismos, años también participó activamente en el movimiento feminista.
El secreto de la infancia de Montessori
A principios de 1.900 le fue encomendado un nuevo proyecto: hacerse cargo de un grupo de niños menores de siete años en el barrio romano de San Lorenzo, donde el gobierno había hecho reformas para mejorar las condiciones de vida.
Ahí descubriría Montessori “el secreto de la infancia”, las bases de una pedagogía que después se implementaría en otros niveles educativos y contextos, dentro y fuera de Italia, para favorecer el desarrollo del ser humano a lo largo de su vida.
Mientras la humanidad padecía la Primera Guerra Mundial, la Dra. Montessori pronunciaba sus primeros discursos sobre la relación entre la educación y la paz. Fijó su residencia en Barcelona hasta el estallido de la Guerra Civil Española y desde ahí viajaba a diferentes lugares, como América, para difundir sus ideas.
A raíz de la ruptura con el gobierno fascista italiano, que pretendía implementar su ideología en el método Montessori, estas escuelas fueron cerradas en Italia durante una temporada. Entonces, María Montessori fue invitada por la Sociedad Teosófica para dar cursos de formación de maestros en la India, donde la sorprendió la Segunda Guerra Mundial y vivió varios años en confinamiento, consolidando el enfoque de la Educación Cósmica, con ayuda de su hijo Mario.
Legado de María Montessori
Además de diferentes reconocimientos recibidos a lo largo de su vida, en sus últimos años fue nominada en tres ocasiones para recibir el premio Nobel de la paz. Mientras planeaba un viaje a África y expresaba su deseo de escribir un libro sobre el cerebro humano, falleció en Holanda, en 1952.
Desde hace más de un siglo, la recomendación principal de Montessori: “Sigan al niño”, ha tenido múltiples interpretaciones. Mario Montessori, su hijo, en su libro La educación para el desarrollo humano, sostiene que ni quienes se oponen a este enfoque, ni quienes lo defienden, han terminado de entender la profundidad del mensaje.
Ojalá que muchos celebremos el nacimiento de esta humanista, que dedicó su vida a la educación, leyendo o releyendo sus libros, investigando sobre la actualidad de su propuesta y uniendo esfuerzos para que el movimiento Montessori logre difundirse con armonía y lealtad a sus principios.
Adela Vizcaíno
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