En estas fechas podemos observar cómo la gente se dispone y empieza a prepararse para las fiestas de fin de año: el movimiento en la calle es mucho más activo, los comercios se llenan de gente, el ambiente se transforma…
Si hacemos un repaso en la historia del hombre, podremos ver cómo cada celebración tenía un significado especial, generalmente relacionado con la naturaleza o la espiritualidad.
En la actualidad, hay celebraciones que todavía se conservan, pero con el paso de los años su significado se ha desvirtuado y se ha ido desdibujando hasta adquirir una tendencia materialista.
E inconscientemente, envolvemos a los niños en este ambiente.
La filosofía Montessori nos invita a aprovechar esta época para sembrar en nuestros niños una visión auténtica y real de la navidad, y hacer que nuestros niños sean partícipes de una celebración con significado, que les permita sentirse parte de su comunidad.
Como padres, madres o educadores debemos detenernos a pensar un momento en ellos, especialmente aquellos que están pasando por la primera etapa en la que el niño se construye, se adapta al mundo y a la época en la que le tocó vivir.
Esta capacidad hace que para los niños cada descubrimiento sea una fiesta: observar un pájaro, una canción, un insecto… Para ellos el mero hecho de vivir (especialmente cuando está en un ambiente adecuado) es causa de alegría y los lleva a amar su ambiente. Esta simple manifestación debería ser tomada por el adulto como una enseñanza de vida.
Tomando en cuenta estas características, y reconociendo el impacto que tienen cada una de nuestras acciones, palabras y comportamientos en los niños, sería necesario reflexionar:
¿Qué significado queremos que tengan estas celebraciones para nuestros niños?
¿Queremos que sea una celebración sin propósito, sin más significado que el acumular cosas?
¿O de verdad queremos hacer de estas fiestas una oportunidad de acumular, pero experiencias internas que constituyan la base de una conciencia nueva (centrada más en el ser que en el hacer y tener) de la humanidad, donde cada celebración sea una nueva oportunidad de reencontrarnos y redescubrirnos?
Cada cultura y cada familia tiene su propia forma de prepararse y celebrar estas fiestas. Hagamos que nuestros niños sean partícipes de una celebración con significado, que les permita sentirse parte de su comunidad.
Consejos para vivir la Navidad desde la filosofía Montessori
A continuación comparto algunos consejos e ideas que te ayudarán a vivir la Navidad desde la filosofía Montessori.
Si los niños son muy pequeños…
- Recordemos la importancia del orden y las rutinas e intentemos, en la medida de lo posible, respetar sus horarios.
- Estemos preparados también con lo necesario para alimentarlos y poderles proporcionar un espacio para dormir.
Si tienen de dos años en adelante…
- Nos pueden ayudar a decorar la casa, crear dibujos, a hacer galletas…
- Podemos enseñarles canciones propias de la época.
- Salir a caminar para ver las luces o la nieve (si la hay en donde vivimos).
En definitiva, pasar tiempo con la familia.
Independientemente de nuestras creencias, aprovechemos esta época para sembrar en nuestros niños una visión auténtica y real de la navidad.
Si ya son niños más grandes…
- Podemos explicarles sobre cómo celebran estas fechas en otros países o culturas.
- Podemos contarles la historia de la navidad.
- Explicarles de dónde provienen cada uno de los símbolos y elementos que la conforman.
Es importante que seamos sinceros y proporcionémosles una visión real de estas celebraciones.
También debemos evitar sobreestimularlos con fantasía y agobiarlos con las prisas.
Como padres, aprovechemos este tiempo para observar, escuchar, abrazar a nuestros niños y aprendamos de ellos, a disfrutar y a celebrar cada momento de nuestra vida.
Demos prioridad a la convivencia, la generosidad, la gratitud, celebrando el estar juntos.
¡FELICES FIESTAS!
Esther Vargas
Departamento Pedagógico