En el libro La Mente Absorbente del niño, la Dra. Montessori expresa:
¿Por qué educar sin castigos ni premios?
Al comenzar su trabajo con niños, la Dra. Montessori observó que cuando ellos trabajaban guiados por su propia satisfacción, no necesitaban de ningún tipo de recompensa, premio o castigo.
Cuando experimentó darles premios, como era costumbre en todas las escuelas, quedó sorprendida al observar que no eran apreciados en lo más mínimo por los niños, simplemente los ignoraban y se interesaban en realizar las actividades que satisfacían sus propias necesidades e intereses.
La Dra. Montessori observó una serie de desventajas del uso de premios en la educación:
- Con el tiempo, los niños se acostumbran y terminan exigiendo que les sea dada alguna recompensa para obedecer o cumplir con sus deberes, y cuando no la reciben aparece la inseguridad, frustración y enojo.
- Al paso de los años, surgirá un adulto cuya voluntad depende del reconocimiento y la búsqueda de una constante dirección externa perdiendo la capacidad de ser proactivo, tomar sus propias decisiones y dirigir su vida.
Aunado a esto, los adultos que suelen premiar o recompensar a sus hijos, no muestran respeto a la dignidad del niño ni permiten el desarrollo de la voluntad, por lo que debe someterse a la continua dirección del adulto y se crea una dependencia.
En cuanto a los castigos, Montessori concluyó que no corrigen ningún error, sino que, por el contrario:
Los premios y los castigos impiden el desarrollo espontáneo del niño, suprimen y ofenden la naturalidad de su esencia.
¿Y cómo puede el niño lograr la corrección y la perfección?
Por medio de la experiencia y el trabajo constante; cuando el adulto le da la posibilidad de ejercitarse a voluntad durante un tiempo; cuando le hace ver que el error es parte de la realidad de la vida y que todos podemos equivocarnos y corregir.
Para adquirir todas estas capacidades, es necesario recorrer un largo camino de trabajo, de adquisición de disciplina, colaborando con los demás y no a través del castigo.
La filosofía Montessori se basa en defender y hacer posible la naturalidad y la espontaneidad del niño, cuando se le deja libre en un ambiente preparado, donde se reconocen sus potencialidades, y en donde se siente seguro, se puede confirmar lo observado por la Dra. Montessori: que los niños son absolutamente indiferentes a los premios y a los castigos.
En este otro artículo te ofrecemos algunas sugerencias prácticas para padres sobre cómo calmar una rabieta.
Rosaura Rodríguez Infante.
Departamento Pedagógico – Casa de niños
Santa Arnaud dice
¡¡Buenos días!!
Mi nombre es Santa.
Soy maestra en Educación Primaria y tengo un nene de 5 años por ambos motivos me interesa conocer más sobre sus métodos de enseñanzas. Han sido de sumo interés los artículos y cuentos que he leido con ese enfoque .Quisiera contactarme de forma personalizada.
¡¡Desde ya muchas gracias!!
Antonio Álvarez dice
Buenos días Santa,
Recibimos su solicitud de información correctamente, si nos facilita un teléfono de contacto por correo a [email protected], un asesor de nuestro equipo se pondrá en contacto con usted con el objetivo de ayudarle con cuantas dudas tenga, por favor si su llamada es internacional, no olvide incluir los prefijos internacionales necesarios para ello.
Gracias.
Reciba un cordial saludo.
Jessica Ibarra dice
Buenas noches tengo una niña que va a cumplir 11 años… nose me siento perdida con ella porque he probado todos los métodos posibles con castigos premios el método montesorri sin premios no castigos pero en realidad no le interesa nada .. se olvida de sus responsabilidades@ de sus deberes como niña… como ordenar su habitación mantener su ropa doblada ayudar en casa en algunas tareas y algunas veces la he pegado ya que no reacciona le dura un día y después nuevamente vuelve a lo mismo… no se que hacer ?
l.avila dice
Hola Jessica,
Aunque no recurre a premios y castigos, la disciplina en este método se basa en establecer límites muy claros, que los niños sean capaces de seguir y que perciban como algo que les beneficia a ellos, pero también a los demás.
La actitud del adulto es muy importante, debe ser firme y serena al mismo tiempo, porque sino el niño se siente agredido, pudiendo responder con rebeldía.
La sugerencia práctica sería acordar con ella, en principio algunas reglas básicas y cuáles serían las consecuencias en caso de no cumplirlas y ver que así se haga.
El seguimiento de las reglas día tras día se irá convirtiendo en un hábito.