¿Qué es lo primero que piensas al escuchar la palabra “disciplina”?
Es común que los adultos relacionemos esta palabra con un método que debe basarse en acciones punitivas, para que realmente “funcione” y nuestros hijos o alumnos “se porten bien”.
Sin embargo, la Disciplina Positiva nos ayuda a entender la razón por la que aparecen las conductas inadecuadas de los niños y promueve actitudes positivas hacia ellos, enseñándoles a tener buena conducta, responsabilidad y destrezas interpersonales.
¿Qué es la Disciplina Positiva?
Este modelo educativo creado por la Dra. Jane Nelsen, Lynn Lott, Cheryl Erwin y otros, basado en la filosofía Adleriana, defiende la idea de tratar a los niños respetuosamente.
No significa consentir o mimar a los niños (provocando problemas sociales y de comportamiento futuros), se refiere al enfoque amable y firme de la enseñanza, fomentando la autonomía y la educación en el ejemplo, buscando siempre soluciones.
No significa consentir o mimar a los niños, sino que es un enfoque amable y al mismo tiempo firme de la enseñanza.
¿Funciona la Disciplina Positiva?
Existen una gran variedad de estudios que demuestran su eficacia.
La Dra. Nelsen ha sido testigo del cambio de conducta de muchos alumnos que eran suspendidos del colegio constantemente y muchos otros que eran autores de actos vandálicos en aulas, gracias al trabajo con programas de Disciplina Positiva, entre padres y maestros.
Se ha demostrado que cuando un estudiante cambia su percepción y se siente parte de la comunidad escolar, sintiendo una conexión con profesores y compañeros, disminuyen las conductas de riesgo social, como la angustia emocional, los intentos o pensamientos suicidas, las drogas y el comportamiento violento/vandálico, aumentando el rendimiento académico (Resnick, 1997; Battistich, 1999; Goodenow, 1993).
Además, existen evidencias significativas de que enseñar a los niños las habilidades sociales tiene un efecto protector, que dura hasta la adolescencia. Los estudiantes que han aprendido habilidades sociales son más propensos a tener éxito en la escuela y menos a participar en comportamientos problemáticos (Kellam, 1998; Battistich, 1999).
Gracias a los programas de Disciplina Positiva, ha habido un cambio de conducta en muchos alumnos que eran suspendidos del colegio constantemente o eran autores de actos vandálicos en aulas.
¿Cómo se aplica la Disciplina Positiva para alcanzar resultados importantes?
El ser humano, desde su nacimiento, necesita tener un sentido de conexión con su comunidad, familia y escuela. Esto se logra cuando se desarrolla el sentido de pertenencia y de importancia entre padres e hijos, o maestros y alumnos, lo cual implica tener interacciones afectivamente positivas en un contexto estable.
Por otro lado, es importante que los adultos aprendamos a identificar las creencias erróneas que se esconden detrás de los comportamientos no deseados de los niños:
- “Pertenezco solo cuando tengo tu atención”
- “Pertenezco solo cuando estoy al mando o impido que tú lo estés”
- “No pertenezco, pero al menos te puedo lastimar”
- “Me rindo. Es imposible pertenecer”
Cuando los adultos somos capaces de identificar lo anterior, entonces entendemos las razones por las cuales los niños actúan de determinadas maneras. Esto nos da la oportunidad de cambiar esas creencias erróneas, en lugar de intentar cambiar únicamente el comportamiento.
Identificar qué se esconde detrás de los comportamientos no deseados de los niños nos da la oportunidad de cambiar creencias erróneas, en lugar de intentar cambiar únicamente el comportamiento.
Para la Disciplina Positiva es básico enseñar al adulto a emplear la amabilidad y la firmeza al mismo tiempo, sin ser autoritaria ni permisiva.
Asimismo, el niño debe aprender las habilidades sociales y de vida necesarias para tener éxito como miembro contribuyente de su comunidad.
¿Por dónde empezar?
El primer paso que debemos dar para empezar a buscar soluciones que nos unan a niños y adultos, en lugar de alejarnos, es la conexión.
Siempre debemos transmitir que está bien sentir; sentirse enojado, triste, con miedo… Cualquier sentimiento es válido, pero igualmente es importante hacer saber que no está bien herir a los demás ni destruir objetos propios o ajenos.
Al intervenir, lo haremos frenando el comportamiento, nunca la emoción.
Llevamos a nuestro hijo al parque, llega el momento de regresar a casa y el niño reacciona llorando y/o gritando “¡No me quiero ir a casa!”.
Cuando comprendemos el sentimiento del pequeño (simplemente está enfadado o triste por tener que abandonar el juego y lo está expresando de la única forma que sabe hacerlo), podemos validar esos sentimientos, haciéndole saber que le estamos acompañando y comprendiendo:
“Veo que estás muy enojado por tener que irte del parque ahora que te estás divirtiendo, es normal que te sientas así, tienes derecho a sentirte molesto”.
Enseguida se debe hacer saber que la decisión se ha tomado: “Es la hora del baño, así que ahora vamos a ir a casa”.
Pero se ofrecerán opciones limitadas, viables y atractivas: “Mañana, después de comer, podemos volver al parque otra vez, ¿te gustaría?” o “Podemos jugar a algo de camino a casa, ¿te gustaría jugar a “Veo, veo” o “Basta”?”.
Imagina lo que podría suceder si, por el contrario, reaccionásemos de manera impulsiva diciendo: “Claro, siempre es igual, estoy harta de que montes tus numeritos, ya no regresaremos más al parque”.
Sin duda, estas reacciones solo conseguirían alejar emocionalmente y hacer sentir mal a los involucrados.
Siempre debemos transmitir que está bien sentir; sentirse enojado, triste, con miedo. Cualquier sentimiento es válido.
¿Qué principios se deben seguir al aplicar la Disciplina Positiva?
- Entendimiento de las creencias erróneas.
- Gentileza o amabilidad y firmeza al mismo tiempo.
- Respeto mutuo.
- Errores como oportunidades de aprendizaje, permitiendo al niño experimentar la frustración.
- Interés social.
- Juntas familiares y escolares.
- Involucrar a los niños en la solución de los problemas.
- Estímulo.
A medida que se va profundizando en estos principios, lo cual realizaremos en el próximo artículo del blog, se vuelve más sencilla la aplicación de las herramientas que la Disciplina positiva propone, siempre y cuando tengamos en cuenta que necesitamos tener tolerancia con los niños y con nosotros mismos en nuestro proceso de aprendizaje.
Aprende con este curso de Disciplina Positiva, con el que obtendrás herramientas prácticas para educar a niños emocionalmente sanos y aliviar la sensación de frustración que nos invade a los adultos cuando nos es difícil comprender su comportamiento.
Rosaura Rodríguez Infante
Departamento Pedagógico
Guía Montessori en Casa de niños
Ana Lucía García Sánchez dice
Muy interesante el concepto y su forma de aplicarlo, pienso que en todo contexto las emociones deben ser permitidas y reconocidas, para poder tener un conocimiento previo de la situación, todo parte de la emocionalidad!