La buena comunicación en una familia promueve compañerismo, complicidad y un ambiente de unión y afecto, prevaleciendo el respeto mutuo y los valores familiares.
La forma en la que nos comunicamos con nuestros hijos será un factor decisivo en el comportamiento y la seguridad que adquirirán para su vida futura.
Por lo tanto, si nuestro propósito al educarlos es que sean adultos felices, plenos y adaptados a la sociedad, será fundamental utilizar un lenguaje positivo que estimule a los niños a sentirse motivados.
Dicho estímulo les brindará oportunidades para desarrollar la conciencia de que son capaces, que pueden contribuir e influir en lo que sucede a su alrededor y en la manera de responder a ello.
En este artículo te contamos cómo utilizar el lenguaje positivo con tus hijos y te mostramos algunos ejemplos y herramientas de disciplina positiva que te ayudarán a mejorar la comunicación.
Claves para una comunicación positiva: gentileza y firmeza
Antes de nada, es importante tener presente que, como padres, somos el ejemplo de vida para nuestros hijos.
Nuestra misión es llevar el liderazgo y su dirección, tratándolos en todo momento con dignidad y respeto, en un ambiente de cordialidad y firmeza.
De igual manera, es vital que comprendamos que tenemos la obligación de proporcionarles oportunidades para que desarrollen el sentido de la responsabilidad y la motivación.
Para ello, necesitamos crear un ambiente de cooperación en el hogar, basado en el respeto mutuo y la responsabilidad compartida.
Ahora sí, para comunicarnos con nuestros hijos de manera positiva debemos entender cómo usar la gentileza y la firmeza juntas.
Es muy común ser demasiado firmes cuando se está molesto y después ser demasiado gentiles para compensar la firmeza anterior.
Ser gentil significa ser respetuosos con el niño, validando sus sentimientos y, a la vez, respetarnos a nosotros mismos al no permitir faltas de respeto.
La firmeza significa actuar con entereza, constancia y fuerza moral para no dejarse dominar ni abatir; respetar a la situación que se está viviendo en el momento.
Ser firmes con nuestros hijos no equivale a usar castigos, sermones u otro tipo de control.
- Artículo relacionado: ¿Por qué educar sin premios ni castigos?
7 ejemplos de lenguaje positivo
Algunos ejemplos de frases gentiles y firmes que te ayudarán a comunicarte con tus hijos, usando un lenguaje positivo y respetuoso, y a incrementar la cooperación:
- “En un momento es tu turno.”
- “Sé que puedes decir lo mismo de una manera respetuosa.”
- “Me importas y esperaré hasta que ambos podamos ser respetuosos para continuar con la conversación.”
- “Estoy segura de que puedes pensar en una solución útil.”
- “Hablaremos de esto más tarde. Ahora es momento de subirnos al auto.”
- Actuar sin hablar, por ejemplo, tomar tranquilamente al niño o niña de la mano y mostrarle lo que debe hacer.
- Si, por ejemplo, estamos en una tienda cuando se presenta un berrinche, es recomendable que salgamos de la tienda en ese momento y más tarde lo intentemos.
Otro factor importante para la comunicación positiva es la conexión que tenemos con nuestros hijos.
Esto influirá, en gran medida, en la forma en la que se desempeñan en la escuela, tanto académica como socialmente.
Cuando forjamos una conexión con ellos podemos influir de manera positiva en su comportamiento, razón por la que debemos comprender que:
Antes de luchar contra una mala conducta necesitamos fortalecer la relación con nuestros hijos.
- Artículo relacionado: ¿Cómo hablar para que los niños escuchen?
Herramientas para educar a tus hijos con disciplina positiva
A continuación, comparto algunas herramientas de Disciplina Positiva para favorecer una mejor conexión y comunicación con los niños:
- Pasa tiempo especial y de calidad con ellos. Hacerles sentir que disfrutamos de su compañía crea una gran conexión y es estimulante para ambas partes.
- Escúchalos. Con total atención, sin distractores, manteniendo contacto visual y a la misma altura. Esta práctica hará que aprendan a poner atención cuando sea necesario que te escuchen.
- Haz preguntas sencillas que les ayuden a entender sus sentimientos, a explorar las consecuencias de sus decisiones. Por ejemplo: “¿qué pasó entonces?”, “¿cómo te sentiste?”, “¿qué fue lo que más te gustó/molestó?”.
- Valida sus sentimientos y ayúdales a reconocerlos poniéndoles nombre: “parece que estás molesto, ¿es así?”, “¿qué te hizo sentir así?”, “te comprendo, yo también me he molestado cuando…”.
- Comparte experiencias o anécdotas, así como sentimientos y pensamientos cuando sea prudente. Recordemos que los niños escuchan cuando sienten que también son escuchados.
Descubre qué es y cómo se lleva a cabo en este otro artículo: Resolviendo conflictos en la mesa de la paz.
Al poner en práctica las herramientas anteriores, y algunas más que compartiremos en el próximo artículo sobre disciplina positiva, podrás observar cómo la conexión se fortalece y los niños alcanzan mayor autorregulación, calma y control de sí mismos.
Rosaura Rodríguez Infante
Departamento Pedagógico.
Guía Montessori en Casa de Niños.
Montessori experiences dice
Excelente artículo, en un mundo lleno de cargas negativas, tomar conciencia de la positividad y a la vez ponerla en práctica, debe ser esencial en la creación de valores humanos. Enseñar que se puede mejorar sin necesidad de ser rencorosos, facilitar el diálogo y la cordialidad. Es el mejor momento para implantar esta educación, la edad infantil es la clave del éxito.
Asesoría y orientación de IMI dice
Muchas gracias por tu comentario 🙂 ¡No podemos estar más de acuerdo con lo que dices! Un abrazo