Desafortunadamente, muchas de las ideas planteadas por la Dra. Montessori se siguen prestando a interpretaciones erróneas, lo que confirma la reflexión que su nieto, Mario Montessori Jr., expone en su libro “La educación para el desarrollo humano”:
Ni quienes promueven esta pedagogía, ni quienes se oponen a ella, han terminado de entender su mensaje.
El tema de la comida no es la excepción, por lo que compartiré los criterios transmitidos por la Dra. María Antonietta Paolini sobre la hora de comer en el ambiente Montessori en el curso de Casa de los Niños 1982-1983 (Centro Internazionale Montessori de Perugia), fundado por la propia Dra. Montessori.
Cabe señalar que la Sig.na Paolini, como la llamábamos quienes tuvimos el privilegio de ser sus alumnos, antes de dirigir dicho centro durante varias décadas, trabajó como asistente de Maria Montessori en los cursos para la formación de maestros y era consideraba “una de las más cercanas y mejores seguidoras”, como consta en una de las treinta cartas escritas por la Montessori a la Paolini (AMI Communications, 2000/1).
¿Cómo debe ser la hora de comer en el ambiente Montessori?
“Poner la mesa”
Este es un ejercicio complejo pero formativo. Constituye una ayuda para el óptimo control del movimiento y desarrolla el sentido social, los niños deben colaborar para la realización de este ejercicio.
La función de la guía
La principal función de la guía es indicar con precisión, a través del análisis de movimientos, el modo de poner la mesa y observar con discreción el desenvolvimiento del ejercicio.
Si es necesario, encontrará una forma oportuna de repetir la presentación, pero nunca interrumpirá a los pequeños meseros en su trabajo.
El mobiliario
Debe haber un mueble que contenga los enseres, bandejas para transportar la vajilla y un carrito de servicio, un mantel o manteles individuales, un florero para colocar en el centro y un recogedor de migas.
En el armario debe haber delantales blancos y cofias para los meseros.
Las mesas donde los niños comen deben ser de colores claros, para que puedan notarse fácilmente las manchas, y ser ocupadas por grupos de niños, que puedan acostumbrarse a comportarse correctamente cuando comen.
La pequeña sociedad irá surgiendo rápidamente, ayudada por la conversación espontánea de los niños.
El ejercicio de la hora de comer, uno de los pocos en los que se reúne al grupo, consta de tres momentos:
- Preparación: inicia con el lavado de manos y colocar platos, vasos y cubiertos en la manera adecuada.
- Servir la mesa: los meseros se ocupan tanto de los alimentos sólidos como del agua, al terminar de servir, se sientan a comer con sus compañeros y alguien da el “buen provecho” antes de empezar.
- Recoger la mesa: abarca transportar los objetos, limpiar la mesa y alguna silla si fuera necesario, así como barrer el suelo.
En algún sitio visible estarán escritas las principales reglas para el comportamiento adecuado en la mesa, que la guía irá recordando cuando sea necesario: colocar las manos sobre la mesa y bajar los codos, comer con la boca cerrada, limpiarse la boca antes de beber, no beber mientras se mastica un bocado, evitar jugar y hacer ruido con los cubiertos…
Es importante subrayar las características originales de esta actividad:
Se realiza en grupo y como muchos otros ejercicios de Vida Práctica, permite a los niños establecer una serie de secuencias, mejorar la coordinación motora e incrementar su autonomía.
Maria Montessori también explica que a través de la repetición diaria, llegará el momento en que los niños serán capaces de poner en práctica estas habilidades de manera natural:
Durante cuarenta años he sido testigo de la implementación del “ritual” de la comida en diferentes países, con algunas modificaciones que no desvirtuaban la idea original. Sin embargo, en los últimos años, han surgido algunas prácticas como ofrecer alimentos a los niños de forma continua o incluir al inicio de la jornada escolar otro tiempo para comer.
Es necesario recordar que la estructura del ambiente preparado implica establecer un horario que permita tres horas de trabajo sin interrupción, condición indispensable para alcanzar la normalización.
En síntesis, la recomendación es aprovechar la hora de comer como una oportunidad más de desarrollo y evitar que se convierta en un motivo de distracción, siguiendo la propuesta de las primeras Casas de los Niños.
Así lo podemos apreciar en las imágenes de escuelas en Bergamo (tomada de La Scoperta del bambino), en Barcelona y en dos escuelas romanas (tomadas de El método de la Pedagogía Científica, edición de Carmen Sanchidrián y de la biografía de Montessori escrita por Foschi):
Cursos introductorios al método Montessori para educadores
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Adela Vizcaíno
Departamento Pedagógico
Guía Montessori en Casa de Niños, Taller I y Taller II
Carolina dice
Gracias por este artículo, es muy interesante y está muy bien explicado. Saludos 🙂
Asesoría y orientación de IMI dice
¡Muchas gracias por tu comentario, Carolina! Nos alegra que te haya resultado interesante. 🙂