![Ritmo del niƱo en Montessori](https://montessorispace.com/wp-content/uploads/2020/04/ritmo-nino-educacion-montessori.jpg)
ĀæCĆ³mo implementar Montessori en escuelas con pocos recursos?
Una de las crĆticas mĆ”s comunes sobre la pedagogĆa Montessori es que requiere de una fuerte inversiĆ³n econĆ³mica para implementarla. MĆ”s allĆ” de los recursos materiales que se necesitan para preparar un ambiente de aula adecuado, existen algunos aspectos a considerar que pueden llegar a beneficiar a niƱos con situaciones econĆ³micas mĆ”s precarias.
La propia Dra. Montessori, a lo largo de su vida, fue un ejemplo en este sentido. Se ocupĆ³ de los menos favorecidos: primero, atendiendo a niƱos con condiciones de desarrollo diferentes, en la clĆnica de la Universidad de Roma y, despuĆ©s, centrĆ”ndose en niƱos y niƱas de padres analfabetos, en el barrio de San Lorenzo.
ĀæCĆ³mo logrĆ³ la Dra. Montessori tener Ć©xito en ambos casos, con muy pocos recursos?
En primer lugar, estudiando: tradujo del francĆ©s al italiano las ideas sobre el aprendizaje en niƱos con capacidades diferentes, expuestas por dos mĆ©dicos franceses (asĆ tuvo oportunidad de reflexionar en el significado de cada palabra) y observando las necesidades e intereses de los niƱos/as.
El rico y el poderoso, la elite y los famosos han apoyado durante ochenta aƱos a la educaciĆ³n Montessori. Sin embargo, antes de que estas personas ilustres se interesaran, el trabajo de Montessori naciĆ³ en silencio y fue tiernamente alimentado entre los pobres y los discapacitados. Es aquĆ, entre los rechazados y olvidados, que Montessori estĆ” realmente en casa: donde se le recibe con mayor gusto y Ć©xitoā.
Para llevar a la prĆ”ctica esta pedagogĆa, primero hay que comprenderla. Parece muy obvio, pero uno de los nietos de la doctora, Mario, sostiene que ni quienes critican, ni muchos de quienes se dicen seguidores de Montessori, han entendido sus ideas.
A continuaciĆ³n, hablaremos de los tres elementos bĆ”sicos para llevar a la prĆ”ctica este acercamiento educativo: el ambiente preparado, el adulto y el material.
Ambiente preparado
Aunque el espacio no sea Ć³ptimo, puede lograrse un buen diseƱo del ambiente si se procuran las caracterĆsticas fĆsicas bĆ”sicas: limpieza, orden, armonĆa. Si el espacio es reducido (una de las desventajas mĆ”s comunes) puede compensarse si se reĆŗnen todas las caracterĆsticas psicolĆ³gicas: un clima de calma, donde los niƱos se sientan cĆ³modos, libres de expresarse, pero tambiĆ©n perciban una estructura y donde el error se acepte con naturalidad.
Se han creado ambientes funcionales en casas adaptadas, en espacios cedidos por hospitales o iglesias, en campamentos para refugiados, en el campo y en las grandes ciudades, donde un Ɣrea verde es un verdadero privilegio y se cultivan hortalizas en cajas de madera.
En definitiva, si el ambiente ha sido preparado adecuadamente, no serĆ” necesaria la constante intervenciĆ³n del adulto.
Adulto
El recurso humano es esencial y aunque es indispensable que el adulto conozca las caracterĆsticas de la etapa de desarrollo correspondiente, la tĆ©cnica del uso de los materiales y sea capaz de observar las manifestaciones de los niƱos; las cualidades personales, que son las mĆ”s difĆciles de desarrollar, no necesitan inversiĆ³n econĆ³mica.
Si hay un/una guĆa humilde, que confĆa en las potencialidades infantiles, que sabe mantener la calma y que puede expresar su amor favoreciendo la autonomĆa de los niƱos, es muy probable que logre āseguir al niƱoā-principal tarea del educador Montessori-.
AdemĆ”s, es importante preparar como guĆas a algunos miembros de la comunidad, porque el trabajo en equipo es una de las claves del Ć©xito en estos proyectos.
Materiales
Hay que conocer, respetar y promover la cultura del lugar e involucrar, en la medida de lo posible, a las personas que forman parte de la comunidad. En mĆ”s de una ocasiĆ³n, han sido los propios padres y madres motivados, quienes construyen mesas, sillas y repisas, pintan las paredes y ayudan a Ā elaborar algunos materiales.
Aunque hay materiales que tienen medidas y formas exactas, hay muchos que pueden elaborarse manualmente. Las Ć”reas de Vida PrĆ”ctica y Lenguaje (en los diferentes niveles), son aquellas en las que es posible que el adulto prepare casi todos los materiales. Sin embargo, no debemos olvidar que cada objeto que se ofrece a los niƱos debe estar en Ć³ptimas condiciones, para que sea atractivo.
La Dra. Montessori explica en el libro de El niƱo: el secreto de la infancia, que los āniƱos privilegiadosā, aquellos que vienen de familias pudientes, muchas veces tardan mĆ”s en concentrarse, porque estĆ”n acostumbrados a tenerlo todo en exceso, a diferencia de los niƱos con carencias econĆ³micas, que se interesan con mĆ”s facilidad en los objetos que se les ofrecen.
Principalmente, debemos enfocarnos en el rango de edades de los niƱos que van a atenderse. En el caso de un ambiente de Casa de NiƱos (para la etapa de edad de los 3 a los 6 aƱos), el Ć”rea de Vida PrĆ”ctica, por ejemplo, debe ser una prioridad, porque es bĆ”sica para la concentraciĆ³n de los niƱos. Deben ofrecerse los materiales sensoriales bĆ”sicos, trabajar de manera paralela el enriquecimiento del vocabulario y tener disponibles los ejercicios del primer plano de MatemĆ”ticas. A medida que crezcan los niƱos, podrĆ”n irse ampliando las actividades.
La posibilidad de favorecer el sentido de dignidad en los niƱos es otro de los aspectos fundamentales descubiertos en la primera Casa de los NiƱos y adquiere especial importancia para quienes provienen de entornos que impiden el desarrollo de una sana autoestima. La relaciĆ³n con los padres es otro de los matices esenciales en la correcta evoluciĆ³n de las potencialidades de los niƱos; muchos de ellos aprenden a travĆ©s de sus hijos, valoran la oportunidad de desarrollo y la agradecen con una actitud cooperadora.
Implementar la educaciĆ³n Montessori en una escuela con pocos recursos no es tarea fĆ”cil, pero ojalĆ” cada vez mĆ”s personas acepten el reto, porque son agentes vivos de transformaciĆ³n para el bienestar y la paz.
Adela VizcaĆno
Departamento PedagĆ³gico