Cada día hay más escuelas tradicionales y más docentes que comienzan a introducir elementos de la Educación Montessori y otras pedagogías alternativas en sus aulas. Pero aún así, la educación convencional o la escuela tradicional sigue manteniendo muchas diferencias con el método Montessori.
¿Cuáles son las diferencias entre la educación Montessori y la educación convencional?
A continuación, abordamos de forma resumida 7 de las principales diferencias:
1. Aprendizaje
Escuela tradicional
El aprendizaje está dirigido por el maestro y se busca que sea homogéneo y en función de la edad. Normalmente, el profesor es la parte más activa y el niño recibe una lección mientras escucha desde el pupitre. Los alumnos aprenden fundamentalmente por memorización.
Educación Montessori
El niño es el protagonista de su propio aprendizaje y se priorizan sus necesidades y sus intereses. Existe libertad de movimiento en el aula, libre elección y se busca que los niños sean felices aprendiendo. Los alumnos aprenden por el descubrimiento y la repetición del ejercicio hasta el perfeccionamiento.
2. Motivación
Escuela tradicional
Aunque muchas cosas están cambiando, en el enfoque tradicional de la educación el uso de premios y castigos ha estado muy presente. En la actualidad, este abordaje se va eliminando de las aulas a favor de la disciplina positiva.
Educación Montessori
La automotivación es clave gracias a la repetición de una tarea. La mejora estimula el interés del niño. Se evita condicionar las conductas de los alumnos mediante premios y castigos. De hecho, la satisfacción es interna y surge del trabajo personal del niño.
3. Grupos
Escuela tradicional
Los grupos y el plan de estudios se organizan de forma anual. Los niños aprenden y conviven con otros individuos de su misma edad y a final de año deben dominar una serie de conocimientos y habilidades para pasar de curso.
Educación Montessori
Las clases son heterogéneas, muchas veces, organizadas en grupos que abarcan 3 años de diferencia. De esta forma, los pequeños se enriquecen con la compañía de los mayores y viceversa. Como en la vida real, los niños conviven con personas de diferentes edades.
4. Currículo
Escuela tradicional
El aprendizaje del alumnado está marcado por un currículo estricto y unificado. Los resultados de los niños y niñas se suelen medir mediante los exámenes. Es decir, se evalúa y se clasifica mediante una nota.
Educación Montessori
No se fomenta la comparación mediante las notas, sino la colaboración entre los alumnos. El currículo incluye también el aprendizaje de aspectos de la vida práctica y de los cuidados de uno mismo y del entorno.
5. Horarios
Escuela tradicional
Existen horarios rígidos y cada materia está limitada por un tiempo. Cuando se supera este tiempo, se cambia de actividad.
Educación Montessori
El niño decide el tiempo que quiere dedicar a una tarea y un material.
6. Aula
Escuela tradicional
Las clases suelen estar formadas por pupitres distribuidos frente a la pizarra, donde se sitúa el profesor. Los alumnos suelen permanecer sentados (sobre todo a partir de los 6 años) y el entorno no suele ser especialmente estimulante.
Educación Montessori
En la metodología Montessori el entorno es una parte fundamental del proceso de aprendizaje. Lo que se conoce como “ambiente preparado” es un entorno educativo diseñado para fomentar su autoaprendizaje y crecimiento, sin la intervención constante de un adulto, gracias a materiales adaptados al tamaño y a las necesidades de los niños. También son muy importantes los materiales específicos, distribuidos en el aula a libre disposición de los niños y adaptados a su etapa evolutiva.
7. Papel del adulto
Escuela tradicional
El maestro a lo maestra es la parte activa del aprendizaje de los alumnos. Los niños suelen ser la parte más pasiva, receptores de información. El adulto marca los tiempos de aprendizaje en función del avance global de la clase y de las exigencias del currículo.
Educación Montessori
El maestro o la maestra se denomina guía. La guía observa las necesidades de cada niño y busca ofrecerle un aprendizaje individualizado, tratando de tener cada vez una intervención menor y dejando que el niño sea el verdadero protagonista de su aprendizaje. Si bien su papel es clave, no es la guía sino el propio niño el responsable de su propio aprendizaje y desarrollo.
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