Una de las características más notables de los niños pequeños que a muchos padres les cuesta trabajo entender es su interés por explorar. El niño explora con todos sus sentidos, especialmente, durante la etapa de la infancia. Esto no es simplemente curiosidad, es una necesidad que le permite conectarse, conocer y adaptarse al medio ambiente.
Es común observar que los niños de esta etapa continuamente están tocando, probando, explorando y experimentando, ya que de esta forma el niño va adquiriendo experiencias y descubriendo las cosas y sus características.
Están en una constante búsqueda de conocer y comprender el mundo. A partir de la información sensorial y la exploración motriz el niño va desarrollando su inteligencia.
La Dra. Montessori señalaba “los sentidos son los exploradores del ambiente, abren la vía al conocimiento”
Los órganos sensoriales se manifiestan en el niño como incansables captadores de los estímulos que provee el ambiente, los cuales despiertan su interés por conocer, explorar y descubrir todo lo que les rodea.
El bebé comienza explorando el cuerpo y el rostro de su madre y en los primeros meses las experiencias sensoriales que recibe estarán relacionadas con los cuidados maternos. La madre al tocarlo, acariciarlo, abrazarlo y mecerlo le provee de estímulos que le permitirán ir tomando conciencia de su cuerpo y le permitirán iniciar esa conexión con el mundo.
La boca como fuente de información
Las primeras formas de exploración del bebé son a través de la boca: empieza con la succión, la cual le permite experimentar una sensación de gratificación y placer al proveerle alimento y cercanía con la madre.
De esta forma la boca se convierte en una importante fuente de información: a través de ella el bebé comienza a relacionarse con los objetos al distinguir formas, texturas, sabores, temperaturas en fin una serie de sensaciones.
Posteriormente, la conducta de llevar todo a la boca, les ayuda a calmar las molestias causadas por la dentición y también tiene una función que permite reforzar el sistema inmunológico del bebé al estimular la producción de anticuerpos. Además, le permite practicar diferentes formas de manipulación y agarre del objeto.
El llevar los objetos a la boca está relacionado con el desarrollo lingüístico, ya que el niño realiza diversos movimientos con los labios y la lengua que estimularan y beneficiaran a los órganos fonoarticuladores encargados del proceso de desarrollo del lenguaje del bebé.
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