Como hemos ido leyendo a lo largo de los artículos, el niño atraviesa por distintas fases de desarrollo que requieren la adquisición de diferentes capacidades físicas y psicológicas. Al ir pasando por estas fases, el niño atraviesa por distintas “crisis evolutivas” que ponen a prueba el grado de preparación que ha adquirido en las etapas anteriores, una vez superadas éstas el niño comienza a avanzar en su desarrollo personal. Es de gran importancia que los padres y los adultos que acompañan al niño comprendan las “crisis evolutivas”, pues así podrán entender cómo la vida de los niños cambia constantemente y cómo ésta se desarrolla.
Las crisis que marcaban la etapa anterior, representaron para el niño un peldaño importantísimo en su evolución personal. Cambió su forma de alimentación y le permitimos mayor libertad de movimientos para hacer cosas por sí mismo. Este trabajo autónomo lo ayudó a construir una autoimagen positiva de sí mismo, la cual conservará el resto de su vida. Con la comida no solo lo ayudamos a construir su cuerpo, sino también las características psicológicas de su personalidad. Por lo tanto, al finalizar esta etapa, el niño habrá desarrollado una confianza básica en el ambiente y en sí mismo, que resultará en una clara diferenciación de su persona, lo cual le permitirá proseguir con alegría y seguridad.
- Debemos de “seguir al niño”, como nos lo dice la Dra. Montessori, atender a su propio ritmo de trabajo, permitiéndole que absorba plenamente y que reflexione sobre las actividades que realiza.
- Es importante respetar, entender y aceptar las necesidades de espacio de cada niño, es probable que prefiera jugar solo o que su necesidad de interacción sea más con el adulto.
- La exposición a la televisión debe ser controlada. La Asociación Americana de Pediatría recomienda que niños menores de dos años no estén expuestos a la televisión, ya que esta puede interferir con: el desarrollo del lenguaje; el desarrollo de las habilidades motoras, al limitar la actividad física; la nutrición, los anuncios propician el consumo de alimentos con un pobre valor nutricional; fallos en la concentración/enfoque, debido a la rapidez de la programación; inteligencia social, no permite la convivencia; creatividad, no da la posibilidad de poner en uso el propio intelecto creador; motivación, para hacer cosas por sí mismo. Debemos de recordar que el niño cuenta con una mente absorbente y que debemos exponerlo a cosas y objetos reales, así como a contenidos que le aporten un verdadero valor a su crecimiento intelectual.
- Debemos de reconocer y respetar el trabajo del niño, evitando interrumpir su concentración al corregirlo.
- Es importante incluir al niño en las tareas de casa en la medida de sus posibilidades y tratando siempre de adaptar los instrumentos a sus posibilidades.
- Es importante enseñarle a cuidar su casa y sus pertenencias, al pedirle que use las cosas para su debido propósito.
- Mantener un orden en los objetos de la casa y con lugares designados enseña a los niños a guardar y mantener este orden. Es importante recordar que el orden externo promueve el orden interno.
- Debemos de estimular el lenguaje del niño al involucrarlo en conversaciones que promuevan un uso correcto del mismo y que amplíen su vocabulario. En la medida de lo posible debemos aprovechar los diálogos que mantenemos con el niño, para fortalecer su desarrollo emocional al dar nombre a las emociones.
- Recordemos que el niño encuentra satisfacción en el simple hecho de hacer las cosas por él mismo, por lo tanto, los premios son superfluos y ponen la importancia en lo material y no en las acciones que se realizan.
- Preparemos un área de lectura, con libros con imágenes reales, que no sean de ficción y que contengan un lenguaje claro. Incorpora una rutina de lectura y recuerda que: “los lectores se hacen en el regazo de quienes les leen”.
- Preparar un espacio para hacer manualidades y para crear música dará al niño la posibilidad de experimentar con su vena artística y creativa.
- Recordemos la importancia de la naturaleza y disfrutemos del contacto con ésta. Esto hará desarrollar en el niño su sentido de cuidado y respeto por la misma. Además, se promueve la exploración y nos da la oportunidad de seguir el ritmo del niño y de permitirle moverse, lo cual propicia un adecuado desarrollo motor grueso.
- Debemos de recordar que los niños están en una etapa sensorial, por lo tanto, para él serán más significativas las experiencias con objetos reales, que las explicaciones largas y detalladas.
- Al fomentar la independencia del niño y exponerlo a retos le permitimos desarrollar sus capacidades para lograr objetivos.
El desarrollo de cada ser será siempre un impulso hacia la independencia. El sentido de independencia y autonomía alcanzado durante este periodo permite que los niños se vuelvan cada vez más capaces de satisfacer sus propias necesidades sin tener que pedir ayuda externa, desarrollan así la tranquilizadora sensación de que ellos mismos pueden satisfacer sus propias necesidades. Por lo tanto, el niño alcanza la independencia cuando es capaz de cuidarse a sí mismo y a otros.
Ana Lucía Hermida
Departamento Pedagógico