¿Cuántas veces, como padres, nos hemos preguntado cuál es la mejor manera de gestionar la conducta de nuestros hijos cuando se presentan situaciones complicadas, y cómo podemos comprender sus reacciones y comportamientos?
Numerosos estudios han demostrado que el comportamiento de los seres humanos se basa en la necesidad de sentir que pertenecen, que son amados y valorados por las demás personas que conforman su sociedad, y que son capaces de contribuir al bienestar del grupo. Es por ello que, los adultos debemos crear esa conexión con los hijos, haciéndoles sentir valiosos; de forma que, naturalmente se comporten cooperadores y respetuosos.
Cuando existe una colaboración mutua, y se da la oportunidad de aportar ideas propias, el niño siente que pertenece a su grupo social, y entonces surge un buen comportamiento y comunicación. Para lograr dicha colaboración, el primer paso y más importante es tener siempre presente que, los adultos, somos el ejemplo, por lo que debemos observar nuestro propio comportamiento y nuestras propias reacciones.
¿Qué sucede cuando la necesidad de pertenecer no está cubierta?
Un niño que no siente que pertenece empiece a experimentar vacíos emocionales que le generan sentimientos negativos como:
- Inseguridad
- Tristeza
- Venganza
- Soledad
- Rechazo
… lo que le lleva a comportarse de manera desafiante, retadora y en ocasiones violenta, tratando de comunicar sus verdaderas necesidades:
- “¡Aquí estoy!”
- “¡Tómame en cuenta!”
- “¡Quiéreme!”
Lo primero que se debe hacer para empezar a buscar soluciones que unan a niños y adultos, en lugar de alejarlos, es la conexión, y para lograrla se requiere de la capacidad de estar en atención plena, estableciendo empatía a través de la fuerza del amor.
Siendo importante también, la preparación del adulto para aprender a ayudarles a educar sus emociones, y autorregularse de manera positiva. Es por ello, que a continuación, te compartimos claves para mejorar la conducta de los niños.
6 claves para mejorar la conducta de los niños
1- Manejo de Demandas de Atención y Límites
Evitar las reacciones negativas ante demandas de atención inadecuadas y transmitir con calma el límite marcado previamente, para posteriormente enfocar la atención en alguna otra opción. Si la conducta persiste establecer consecuencias lógicas, que vayan acorde a la situación.
2- Actitud positiva
Conservar una actitud positiva, enfocándose en los aciertos y virtudes, viendo cada una de las situaciones como oportunidades para aprender y crecer juntos.
3- Comunicación Afectiva y efectiva
Comunicarse con los niños mostrando respeto y empatía, de manera que los niños sientan que son escuchados y comprendidos, lo que dará la posibilidad de conformar sus ideas y opiniones sobre si mismos de forma positiva aumentando su amor propio.
4- Comprensión ante situaciones negativas
Al ocurrir una situación negativa, es importante poner la atención en el sentimiento del niño, saber lo que ha ocurrido y la razón, de manera que se tenga claridad en cuánto le está afectando lo sucedido, y poder transmitir la responsabilidad de buscar las consecuencias y cumplirlas en caso de ser necesario.
5- Flexibilidad ante Desafíos
Ser flexible ayuda a cambiar de rumbo cuando algo no está funcionando, permite probar una solución diferente. De esta manera se muestra a los hijos la disponibilidad hacia los desafíos y situaciones desde diferentes perspectivas. De igual forma, promueve la armonía ya que, es más fácil mantener buenas relaciones al admitir los errores, y se fomenta la colaboración para encontrar un punto medio.
6- Consistencia y Congruencia
Mantener en una misma línea lo que se dice, se hace y se transmite a los hijos. El comportamiento y las acciones del adulto serán la imagen que se proyectará hacia ellos y se reflejará en la percepción que tengan de sus padres. Mostrar estabilidad y congruencia, permite que la confianza hacia los padres crezca.
Rosaura Rodriguez Infante
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