Durante el primer año de vida se pueden observar importantes avances en el desarrollo del ser humano, por lo que es primordial prepararle un ambiente que reúna las condiciones básicas para que pueda desarrollarse.
Y para ello, primero debemos recordar que el niño es un ser en evolución constante, que necesita ponerse en contacto con su ambiente a través del movimiento y la exploración.
También es importante tener en cuenta dos aspectos clave a la hora de preparar el ambiente para el niño: el desarrollo psico-sensomotriz y el desarrollo motor.
Desarrollo psico-sensomotriz
Entre los 5 meses y el año, el desarrollo psico-sensomotriz se da con mayor intensidad. Los bebés se ven muy interesados en explorar y descubrir su ambiente.
Están mucho más activos, descubren su cuerpo, juegan con la lengua y la boca, inician los primeros balbuceos, observan sus manos, las extienden, toman objetos los manipulan y exploran de diferentes formas.
Desarrollo motor
En el desarrollo motor se da una sucesión espacial que va de lo horizontal a lo vertical, empiezan a realizar sus primeros desplazamientos, giran, reptan, se balancean e inician el gateo. Más adelante se levantan con apoyo, dirigiendo su interés hacia la conquista del equilibrio; juegan con varios objetos y empiezan a decir sus primeras palabras.
Conforme el niño va creciendo su mundo se va ampliando, por lo que los espacios deben irse modificando para poder responder a sus nuevas necesidades.
El diseño del ambiente debe estar orientado en dos direcciones: hacia momentos de cuidados básicos del niño (sueño, alimentación e higiene) y momentos de actividad autónoma. Veremos estos con más detalle al final del post.
¿Cómo debe ser un ambiente preparado en el hogar?
1. Seguro
Al ir desarrollando el movimiento, el niño empezará a desplazarse por el ambiente, por lo que se debe de proteger los enchufes, cables, manteles, cortinas, etc. Los muebles deben ser estables y no debe haber objetos que puedan ser peligrosos o tóxicos para el niño.
El espacio debe ser delimitado, ni muy grande ni muy pequeño, de manera que le dé seguridad y contención, para que conozca hasta dónde puede llegar.
2. Estético
Los espacios estéticos proporcionan bienestar tanto a adultos como a niños. Los pequeños aprecian los espacios armoniosos, sensorialmente agradables y ordenados.
Por ello, es recomendable cuidar la iluminación, los colores, texturas, sonidos, procurar utilizar imágenes hermosas que el niño pueda relacionar con la realidad.
3. Estable
El ambiente preparado para esta etapa debe cuidar y mantener el orden de los objetos y las rutinas. De esta forma responderá al periodo sensible del orden, que proporciona seguridad y confianza al niño y le ayuda a conocer y a ubicarse en el ambiente.
4. Funcional
El ambiente debe ser funcional y contar con el mobiliario y los materiales necesarios para facilitar las actividades que se realizan en cada uno de los espacios.
5. Limpio
La higiene es fundamental tanto la del espacio físico como la de los materiales.
Espacio para la actividad autónoma
Durante este período se le debe preparar un espacio para el libre movimiento y la exploración del bebé, donde pueda poner en práctica movimientos y desplazamientos que le permitan ir alcanzando diferentes posturas.
Descubrirá sus capacidades a través de su propia acción, promoviendo el desarrollo neurológico. La seguridad y confianza en sí mismo lo motivarán a realizar nuevos retos.
El espacio debe de ser suficientemente amplio. A nivel del suelo, puede haber una alfombra o una colchoneta firme y se le debe ofrecer algunos puntos de apoyo, como una banca estable donde se pueda ejercitar, y objetos atractivos que estimulen el movimiento.
También puede tener unas barras empotradas en la pared, que sirvan de apoyo al niño para ponerse de pie, desarrollar habilidades motoras y empezar a desplazarse, primero sujetándose con las dos manos, luego con una.
Dentro del espacio, los juguetes y materiales deben ser preferentemente de fibras naturales. También deben formar parte de la cultura del niño, ofrecerle información sensorial y ser objetos con los que pueda practicar diferentes formas de agarre, manipulación y exploración.
Los materiales pueden estar ordenados en estantes a la altura del niño, de manera que el niño pueda acceder por si mismo a ellos.
Además del espacio, se debe de procurar ponerle al niño ropa cómoda que no limite el movimiento.
Dentro de la preparación de estos espacios, si es posible, se puede preparar un espacio al aire libre, cuidando que estos espacios sean seguros y delimitados. El estar en contacto con la naturaleza le ofrece al niño una fuente de estímulos y experiencias que le ayudan a desarrollarse sensorial, motriz y cognitivamente, es decir, ¡le permite apropiarse del mundo!
El adulto debe respetar el ritmo del niño y no forzarlo a adquirir o realizar posturas o movimientos para los cuales no está preparado. Tampoco se debe ofrecer ayudas innecesarias.
¿Por qué es tan importante este espacio?
Porque en estos espacios, el niño desarrolla diversas habilidades, observan, analizan, experimentan, comparan, establecen relaciones y comienzan a desarrollar el pensamiento lógico.
Espacios para los cuidados básicos
Alimentación
Durante este período se inicia la ablactación. Esta es una nueva conquista de la independencia, ya que el niño, al empezar a recibir alimentos sólidos, no dependerá de la leche materna para sobrevivir.
Este momento también marca el inicio de una nueva relación con el ambiente y con la madre. Para este momento, si el niño ya ha desarrollado la postura, se sugiere el uso de una mesa baja y una silla a la altura. Más adelante podrá integrarse a las comidas familiares.
Se puede mantener el sillón de lactancia en la habitación del bebé.
Higiene
En esta etapa aún se utiliza el cambiador. Este debe de estar a una altura que le quede cómoda al adulto. Cerca y en orden debe tener todos los complementos necesarios como pañales, toallas húmedas, pomadas o un contenedor para los pañales.
Sueño
Este espacio debe ser un ambiente apacible, sin ruidos fuertes, con poca luz, limpio y con temperatura agradable.
Por las características de esta edad, se sugiere la implementación de la cama baja o un colchón a nivel del suelo, donde el niño pueda subirse y bajarse de manera autónoma. Esto ayuda al desarrollo de su independencia.
Esther Vargas
Departamento Pedagógico
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